28 dic 2010

TEST MODE v.2


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26 dic 2010

CASO DE ESTUDIO 2 - Alvar Aalto

Cuando Alvar Aalto (1898-1976) proyectó conjuntos de edificios demostró la máxima sensibilidad por el espacio abierto, con la voluntad de que el fondo se convirtiera en figura. En sus obras, el espacio abierto articula las diversas partes del conjunto, fusionando objeto y contexto. Este nuevo entorno, con sus ejes, recorridos y visuales, aporta un sistema compositivo implícito y pintoresco y permite conformar unos edificios con autonomia propia de forma y orientación que se pueden realizar en tiempos distintos, pero que terminan articulando un paisaje armónico compuesto por diversos organismos, hecho de vacío y de masa, donde cada edificio con su volumen, perfil y escalonamientos, complementa al otro, dentro del marco de un paisaje ideal, un paisaje mental de síntesis que Aalto iba elaborando y a partir del cual siempre proyectaba.

Este tipo de organización, que Aalto adoptó tanto en las pequeñas obras domésticas como en los grandes conjuntos, está configurado desde una sensibilidad totalmente moderna que a la vez, tiene sus raíces en la misma tradición de la arquitectura popular y en las características del paisaje finlandés.

Tradicionalmente la arquitectura rural aislada se configuró construyendo piezas autónomas según distintas funciones que se articulaban en hileras y alrededor de patios semiabiertos escalonándose en la topografía y atendiendo a la vegetación existente. En la arquitectura agraria, además del volumen de la residencia, existen anexos para artesanos y familiares, volúmenes que albergan almacenes y maquinarias, contenedores para productos y objetos que no necesitan el alto coste de la calefacción. También la arquitectura urbana finlandesa se ha organizado históricamente en manzanas semiabiertas con edificios aislados, de formas y lógicas distintas, que siguen las alineaciones de las calles y que van formando un sistema complejo de patios con anexos y almacenes en el interior.

Es por este motivo por el que las formas aditivas y sensuales, con cascadas de cubiertas, diversas y articuladas en torno a patios semicerrados de las obras de Aalto, ya se encuentran en la arquitectura finlandesa. Aalto proyectaba desde una posición empírica y realista, con las pautas que le aportaba su propio contexto: un paisaje llano delimitado por las distancias de agua que definen los lagos y por los limites opacos que configuran las masas arbóreas. Sobre este paisaje real, Aalto creaba escalonamientos, colinas y geologías.


CENTRO ADMINISTRATIVO Y CULTURAL, seinäjoki

El centro administrativo y cultural de Seinäjoki se fue articulando a partir de proyectos hechos en distintos periodos. El primer concurso, el de la iglesia, fue convocado en 1951 y el segundo, el del centro cívico y administrativo en 1959. En cada proyecto estaba previsto este mecanismo de adición de distintas unidades: la iglesia-catedral, con la torre del campanario aislada que se levanta como contra punto vertical al paisaje horizontal, rememorando la ciudad medieval (proyectada en 1951 y construida entre 1958 y 1960), el Ayuntamiento (1960-1969), la biblioteca (1963-1965), el teatro (proyecto de 1968-1969 finalizado en 1987), el centro parroquial entorno a la iglesia (1964-1966) y el edificio de oficinas municipales, una pieza mas funcional y anónima, imprescindible para cerrar y delimitar el paisaje del centro cívico, terminado, como el teatro, tras la muerte de Aalto, bajo la dirección de su segunda esposa y socia Elsa Kaima Mäkiniemi.


En las monografías sobre su obra estos edificios se han explicado generalmente como objetos aislados. Pero lo que en realidad plasmó Aalto fue su concepción de ciudad ideal, con un centro cívico potentísimo, construido a base de distintas arquitecturas que se sedimentan con el tiempo y que se identifican con la corteza terrestre, que dialogan entre sí y que terminan enmarcando un paisaje proyectado, síntesis de lo mediterráneo y lo finlandés, de lo clásico y lo moderno, de lo culto y lo popular; un centro moderno con edificios aislados que se relacionan entre sí evitando mecanismos académicos de simetría y orden, definiendo el espacio vacío entre ellos como la esencia de la visión del conjunto.



24 dic 2010

CASO DE ESTUDIO 1 - Bernard Tschumi

LE FRESNOY, tourcoing

Le Fresnoy es un centro de cruce de artistas de diversas especialidades. El sitio posee edificios de un complejo de ocio de la década de 1920 que incluía cine, bailes de salón, patinaje y paseos a caballo. Aunque las estructuras existentes podrían haber sido demolidas para dar paso a nuevas construcciones el objetivo era desarrollar un nuevo modelo de centro a través de combinaciones de viejos y nuevos edificios, el desarrollo y la producción, la práctica artística y la exposición pública.


El proyecto suspende una gran cubierta perforada por aberturas de vidrio que contiene todos los conductos necesarios para las instalaciones, como en muchas de las estructuras existentes en la década de los 20. El formato del proyecto es una sucesión de cajas dentro de otra que las reune. En primer lugar, una nueva fachada encierra el conjunto de edificios en una caja rectangular. El lado norte está hecho de acero corrugado, mientras que las fachadas de muro cortina del sector sur dan una imagen transparente a la entrada y fachada del edificio principal. Los otros lados permanecen abiertos, ofreciendo vistas de lo antiguo, lo nuevo.




La cubierta actúa como denominador común del proyecto. En consonancia con la imagen surrealista de la reunión bajo el paraguas y la máquina de coser sobre la mesa de disección, el esquema del proyecto tiene como objetivo acelerar los acontecimientos lo que ocurre mediante la combinación de diversos elementos, la yuxtaposición de la gran cubierta sobre el laboratorio de la escuela, el de investigación y el viejo Fresnoy, un espacio para el espectáculo. El todo es preciso y racional en su concepto, y variado y poético en la riqueza espacial resultante.



22 dic 2010

HÍBRIDOS

En la búsqueda de modelos capaces de economizar recursos, los Edificios Híbridos y sobre todo aquellos con uso residencial, son especímenes de oportunidad que incluyen en su código el gen de la mixicidad, imprescindible para adaptarse al signo de los tiempos. Sin embargo, esta condición mixta les hace equívocamente parecidos a otro modelo surgido de las vanguardias, que a primera vista puede considerarse como su precursor, cuando es todo lo contrario. Se trata del Condensador Social.

En el primer estudio realizado sobre los híbridos, Joseph Fenton establece que surgieron en el primer cuarto del siglo XX, con el fin de revitalizar las ciudades americanas y rentabilizar la ocupación del suelo. De manera simultánea, el movimiento constructivista da a luz el condensador social. Fue descrito por Moisei Ginzburg como un edificio diseñado para transformar las relaciones entre los hombres en los tres ámbitos del nuevo estado socialista: la vivienda colectiva, el club y fábrica.

Ambos son hijos del periodo de vanguardias, cuando los acontecimientos históricos propiciaron una tabla rasa fecunda en nuevos planteamientos. El condensador se desarrolla en la recién creada Unión Soviética, donde la disponibilidad del suelo era absoluta y la necesidad de vivienda acuciante. Una oportunidad de experimentación que los arquitectos constructivistas encuadrados en la OSA (Asociación de Arquitectos Contemporáneos), no dudaron en aprovechar.

El diseño de las circulaciones consideraba a los flujos, por primera vez, como oportunidades para el evento y la socialización. La colectivización de la mayoría de las funciones domésticas facilitaba la incorporación de la mujer a la vida pública, a costa, entre otros efectos colaterales, de soportar la vigilancia mutua y reforzar el control comunitario. La reducción de la intimidad al espacio del dormitorio era una buena manera de aventar los convencionalismos burgueses.

El condensador social nace, por tanto, del vientre del Estado soviético, mientras el híbrido, es una criatura que sale de la entraña del sistema capitalista. Es el resultado mercantil de una suma de intereses privados y de una resta de condicionantes urbanos. La especulación y la rentabilidad fueron sus progenitores; la ciudad americana, su jardín de infancia. Mientras el condensador era la concreción de una ideología e incluso una loa a la arquitectura, la historia del híbrido se escribía en los libros de contabilidad.
 
Mientras el condensador concentra toda su capacidad de transformación sobre los integrantes de una comunidad cerrada –los habitantes de la vivienda comunal, los miembros de club, los trabajadores de una fábrica– el híbrido se abre a la ciudad y favorece el contacto entre desconocidos, intensifica el uso del suelo, densificando a la vez las relaciones, y deja margen para la indeterminación, frente al control que impone el condensador. En cuanto a las relaciones, en el híbrido se establecen fuera del espacio doméstico, mientras que en el condensador se adentran en la esfera de lo privado y llegan hasta la puerta del dormitorio.

En el condesador, la visión maquinista de la vivienda invitaba a separar las funciones como quien separa los procesos productivos. Y de la misma manera que los procesos productivos se abaratan ajustando al máximo el espacio, también la sistematización y compactación de las funciones vitales revierten en un ahorro para el promotor, en este caso el Estado.
La peculiaridad programática de estos prototipos –capaces de alojar a más de 1.000 habitantes–, se despliega en planta y sección con la variedad de una pequeña ciudad. Pueden encontrarse las mismas funciones que en un híbrido, sobre todo en las Unités y sus descendientes, en las que se insertan comercios e incluso oficinas en la denominada calle interior. Sin embargo la diferencia estriba en que todas las funciones están pensadas, no para crear intensidad y vitalidad en la ciudad, no para atraer flujos de usuarios externos, ni tampoco para favorecer la mezcla ni la indeterminación, sino para conseguir un edificio autosuficiente y “completo” que pueda aislarse de la ciudad convencional.

Sin embargo, estas dos visiones del mundo, representadas en sendos modelos antagónicos, el hijo de la ideología frente el hijo del dinero, han seguido reencarnándose, con mayor o menor intensidad hasta nuestros días. En el curso de los últimos 80 años los condensadores han sufrido algunas derrotas, la mayoría debidas a su deseo de programar y enclaustrar la vida de sus usuarios –los casos de Corviale o Park Hill han sido los más dolorosos para los defensores del modelo. Mientras, los híbridos han tenido una época de mutación en manzana híbrida, para atraer la inversión y facilitar la gestión, con resultados como el Barbican o Ihme Zentrum.

park hill
barbican
En los últimos años, el balance de modelos a seguir parecía favorecer al híbrido. Después del repunte teórico de los ochenta, del que han quedado ejemplos en la obra de Steven Holl y de Ábalos & Herreros, entre otros autores, reapareció a principios del siglo XXI, de nuevo como el salvador de las ciudades americanas, a través de proyectos como el Museum Plaza. Desprovisto de carga ideológica y dotado de una gran versatilidad, el híbrido está encontrando también su lugar en Europa, por no hablar de Asia, donde la mezcla de usos ha sido consustancial al desarrollo de sus ciudades.

Extraido del artículo "Hybrid versus Social Condenser"
Aurora Fernández Per

20 dic 2010

REFLEXIONES SOBRE LA CIUDAD CAMBIANTE

Cuando se inserta una obra en el territorio, muchas veces no se respetan las redes invisibles de conexión y relación al interior de ellas, sea esa una pieza urbana, un barrio, un lugar, el espacio comunitario, la ciudad... en realidad se corta con una tijera gigante años de relaciones y sobre todo, usos y costumbres que no se pueden ver; con los años la herida sana, pero quedan las cicatrices, la ciudad está llena de cicatrices...

En este aspecto la memoria colectiva de los ciudadanos juega un papel importante en la fractura producida, idealizando los lugares en una suerte de utopía que juzgará consecuentemente los bruscos cambios no producidos por el simple paso del tiempo.
Como organismo en constante evolución la ciudad en sus diferentes escalas no se libra de las cicatrices, de mayor o menor tamaño, profundas o superficiales. Algunas de éstas son hermosas, otras sin embargo perviven como el recuerdo de algo que una vez existió. La cicatriz, al fin y al cabo, no está muerta, con el paso del tiempo será asimilada por los propios habitantes de la ciudad. Lo verdaderamente importante será que persista durante su vida en forma de eutopía, estableciendo la correcta relación entre pasado y futuro, memoria y evolución.

17 dic 2010

WINDSTALK

Aunque tarde, he encontrado un proyecto que guarda relación con el desarrollado en el segundo ejercicio UNIDAD de EQUIPAMIENTO DESMONTABLE.
Se trata de un innovador modelo de aerogenerador que presentaron los diseñadores de la firma neoyorquina Atelier DNA y que resulta mucho mas silencioso que las actuales turbinas eólicas y menos peligroso para la aves... al menos sobre el papel.
Está basado en la construcción de unos tallos flexibles construidos a base de fibra de carbono reforzada con resina y materiales piezoeléctricos capaces de generar corriente ante las variaciones de presión y desarrollados por la ingeniería eDesign Dynamics.
Estas estructuras, de 55 metros de altura y 30 centímetros de diámetro en la base, se mecerían con las corrientes de aire. Unos leds colocados en la cima se iluminarían de distinto modo en función de su intensidad.
Al pie de cada vástago se instalaría un generador subterráneo que convertiría la energía cinética en electricidad. Además, para evitar que el suministro cesase los días de poco viento, también se construirían bajo tierra dos grandes cámaras que funcionarían como una gigantesca batería. El sistema, inspirado en las instalaciones de bombeo de algunas centrales hidroeléctricas, permitiría así almacenar la energía.